SOMOSDANZA - El cuerpo va al museo

El cuerpo va al museo
SomosDanza

Radio-grafía de la emoción
Por Nuria Ruiz de Viñaspre


¿Qué es la música? El baile.

¿Y qué es el baile?

 El deseo irrefrenable de saltar

Pascal Quignard

 

Antropológicamente, en la escuela se fabrican personas, se crean maneras de pensar, de actuar, de expresión, los modos de cómo se reproduce la belleza, los valores, las relaciones con el cuerpo propio y del otro, el equilibrio, el ritmo, la conciencia de ese cuerpo, etc., y antropológicamente también, la danza, que ayuda a pensar, es quizá la única entre las artes en la que el cuerpo humano se expresa mediante patrones de conducta en el tiempo y el espacio siendo su instrumento y medio de ejecución el propio cuerpo.

El cuerpo va al museo es una pieza de danza contemporánea para grandes y pequeños creada por las coreógrafas Lucía Bernardo y Cristina Henríquez. Concretamente la adaptación de la obra La sorprendente historia de un cuerpo desplegable y ¿qué mejor modo de viajar que en el propio cuerpo, vehículo terapéutico que nos conoce y conocemos? Estamos ante el cuerpo humano en 3D. El libro del conocimiento centrado en el cuerpo humano.

A través del movimiento, del movimiento vistoso, niños y no tan niños aprenden a mover el esqueleto y las partes del que consta al moverse. Venas, músculos, tendones, pulmones, cerebro, todo se mueve en la danza del cuerpo. Este libro del cuerpo, que recorre los órganos vitales, parece diseñado para que el niño, aparte de ver cómo se despliegan su cuerpo, se relacione con el otro cuerpo y abra sus solapas.

Recordemos los didácticos libros desplegables con imágenes emergentes, modernamente conocidos como libros tridimensionales. Libros con los que interactuamos. Somosdanza propone esto, la interacción, pero trasladada al cuerpo. Aquí estamos ante un libro que cuando se abre, todo el cuerpo se despliega afectando el movimiento del cuerpo del de al lado. El juego está en ir uniendo los puntos hasta formar la constelación con ese otro que nos completa. Y si hay un libro-cuerpo interactivo sobre el cuerpo humano, es este cuerpo que va al museo. Poética y pedagógicamente los niños tocan en el aire todos los puntos de la geografía del cuerpo. Una exploración de nuevos lenguajes coreográficos mezclando ciencia, anatomía y danza. Un encuentro de cuerpo a cuerpo. Un encuentro entre generaciones.

¿Son los cuerpos iguales? ¿Cómo responden en cada movimiento? ¿Realmente conocemos nuestro cuerpo? A todas estas preguntas llegan danzando. Esta actividad es duda un libro con solapas.

Como decía Paul Válery, la persona que danza se encierra, de algún modo, en una duración que ella engendra, en una duración hecha de nada que pueda durar, y así quedamos hermosamente encerrados en la danza que se gestó en la antesala del Museo de América. Un recorrido poético y pedagógico por el cuerpo humano de y para todas las edades. En la propuesta hay danza, música didáctica y terapia. Y tras un encierro de 80 días sin viajar alrededor del mundo, este ha sido el mejor modo de hacerlo. Mover el esqueleto con conciencia de movimiento. Esa y no otra es la nueva radiografía de la emoción.

 

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