Mujeres de Paciencia Salvaje

Retales, esos pequeños fragmentos de tela aparentemente imposibles de conjugar que una mano paciente e imaginativa sabe hilar y transformar en un tejido nuevo. La metáfora de la costura, tan presente en Mujeres de paciencia salvaje, dirigida por una de sus intérpretes, Ximena Vera, nos sirve para abordar esta obra: cuatro versiones libres de cuentos tradicionales protagonizados por mujeres (Las zapatillas rojas, La vendedora de fósforos, Barbazul y La mujer esqueleto) actúan como puntadas que traman una urdimbre de monólogos femeninos que transitan por temas diversos: el divorcio, el desempleo, el cuidado de los hijos, la enfermedad y el viaje, en fin, como la huida de la decepción vital.

Ese fino hilo que nos acerca a la problemática de la mujer actual, pero también de la de siempre (ahí están bien presentes, las madres, las abuelas, las bisabuelas y sus costureros) enlaza las voces de las cuatro protagonistas, que se nos revelan como artistas multidisciplinares: su discurso viene acompañado de armonías vocales polifónicas y suaves melodías que surgen sus instrumentos musicales.

El hilo de mujeres de paciencia salvaje es esa hebra eterna existencial, el que teje Penélope para escapar de su destino, esa que Las Parcas, otras incansables tejedoras, cortan sin aviso previo.

Breves y bellos retales ensartados en el tapiz de la representación teatral. El trabajo entregado y profesional de Marta Cuenca, Andrea Nespereira, Raquel Pardos y Ximena Vera, cuatro Mujeres de paciencia salvaje.

CALENDARIO
tweets en ‎@EllasCrean