
Día 24 de marzo de 2023
Presentación de la película Dĭēs de Muriel Romero
Residencia de Estudiantes
El cuerpo extendido
Nuria Ruiz de Viñaspre
Si partimos de la idea de que todo cuerpo vivo origina un sonido, la coreógrafa Muriel Romero con sus Resonancias ocultas, da un paso más allá y toca otro material, el mármol, lo no vivo, lo ya muerto, la piedra, lo estático. Otra disciplina olvidada, la escultura, o quizá sea ella la que es tocada por todo esto. Pero Romero da otro paso en firme al frente, el proyecto de una película, Dĭēs. Todo ello arrebujado en 8 minutos filmados y en un enclave perfecto que nos recuerda el origen del tiempo: el Tempietto de Bramante, obra maestra del renacimiento en Roma.
Así, en un escenario que se transmuta en una fábrica de fundición, cuerpo vivo y cuerpo pétreo se fusionan, se mezclan, se embarran, se manchan, se levantan, se insuflan vida, se desinflan. La atmósfera es ya otra, pasando del estado sólido de mármol al estado líquido de sangre, de la quietud al estado de movimiento. Dar vida a lo detenido en un mismo espacio. La alfarera Muriel Romero, consecuente con esto, funde incluso el título de la película, Dĭēs, en dos palabras: días (latín) y muerte (inglés).
Si fuéramos ese dron que sobrevuela el Tempietto, veríamos que Dĭēs es definitivamente la aleación resultante de toda esta fusión. Probablemente el impulso de desarrollar un proyecto con este haya sido la melancolía en la que entra la coreógrafa al observar el arte escultórico, el cual, no deja de ser un instante que decide petrificar el artista, un momento específico en el que el autor decidió que así quedaría su obra para la eternidad. Las bailarinas se maquillan como el artista maquilló a su escultura hasta llegar a mimetizarse o ellas. Se pasan el testigo de los tiempos. Desaprenden a moverse al son que las estatuas aprenden a moverse. Y es en ese trasvase que surge la pregunta, ¿dónde acaba lo inanimado de la escultura y donde comienza el cuerpo vivo del ser humano? ¿Acaso la escultura no es un ser vivo que se detuvo en un instante? Así se expande la vida y el movimiento de lo quieto. Romero revive desde esa melancolía ese instante exacto, lo modifica, le otorga más minutos más de movimiento, más vida. Anima lo inanimado a través de su forma de entender el cuerpo, la danza y la tecnología. Otra aleación a la que ya nos tiene acostumbrada la coreógrafa. Reflexión esta que nos lleva a su vez a otra reflexión. ¿Qué eco o sonido tendría lo que percibimos en una escultura? ¿Rigidez, fluidez, carnalidad, frialdad? ¿Cómo sonarían en este siglo las esculturas que habitan el Renacimiento? En esta película se constata de un modo muy visual y muy sonoro cómo lo humano se fusiona con lo pétreo y la escultura se fusiona con la carne. Entrelazados ambo mundos, los inanimados ojos de unos toman vida y la carne de tobillos y muñecas de otros son monitorizados desde una hornacina que es testigo del paso del tiempo y tiene vértigo a salir de ella. Así se haga el sonido, sonido que huye tras el movimiento del cuerpo. Después la música. La composición magistral de Pablo Palacios revistiendo las escenas.
Justo allí, en el Tempietto de Bramante, todo lo que allí acontezca tiene algo de ritual. Entrar o mejor dicho, traspasar la puerta del renacimiento desde la puerta de la contemporaneidad levanta lo ritualístico de esta escena, su lado más mistérico. El inframundo. El efecto atmosférico conseguido es de tal altura que al verlo genera en el imaginarium unas situaciones extremas al mimetizarse estatuas con bailarinas y cambiar sus destinos.
Para conseguir todo esto Muriel hace uso de su mejor arma: la sonificación, esa herramienta que permite escuchar los ecos del universo, los ecos de los cuerpos. Se trata por tanto de una investigación sin fin donde lo interdisciplinar se da en la combinación de todo esto junto a una danza con modelos computacionales. La coreógrafa, en su larga experiencia, puede que ya haya experimentado en sus carnes que el oído permite detectar mejor que la vista algunas variaciones. Todos estamos más ciegos que sordos frente al universo. De este modo, mediante capturas de movimiento y una alta tecnología interactiva la coreógrafa nos regala esta experiencia estética de Dĭēs.
Muriel Romero en definitiva es el puente atemporal entre las artes visuales, la inteligencia artificial, la música y la experiencia concreta del cuerpo y su eco. Una isla del sonido en un universo visual. Un salto cuántico de lo conocido a lo desconocido, de la muerte a la resurrección. Danza desestructurada, al fin y al cabo.
Enhorabuena a Concha Hernandez, directora del Festival Ellas Crean y fiel protectora de la danza en este ya asentado festival, por conducir la interesante charla posterior que se generó con la artista.