La cantante israelí presentó su reciente disco «Fire» en el marco del festival Ellas Crean

Las formas del pop amable y evanescente están en auge, de eso no cabe duda. Anoche se pudo comprobar, sobradamente, en Conde Duque, donde tuvo lugar un concierto cuyo principal atractivo lo constituía el estreno en España de la cantante Sivan Talmor. Sivan es la última sensación procedente del hervidero creativo israelí; el mismo que ayudó a crecer a Noa hace un par de décadas, y el mismo también en el que esperan proyección internacional Shiri Maimon y Sarit Hadad, y solo se citaron un par de nombres de mujeres al azar, de entre las dos decenas que, en estos momentos, empujan fuerte en Israel.

Sivan Talmor presentaba su nuevo álbum de canciones, «Fire», segundo en orden en su discografía tras el aclamado, hace un par de años, «Luna Park». De ambos trabajos afrontó canciones la artista en su concierto, que vio, por cierto, cumplidas las expectativas que su anuncio había creado en sus seguidores, que, poco a poco, van creciendo en nuestro país.

 

Un sencillo formato de trío

Sivan, que doblaba quehacer en la guitarra acústica, se presentó en formulación instrumental de terceto, con Rotem Frimer en la guitarra eléctrica, y Shelly Levi en los teclados. La primera, sobre todo, hizo un acompañamiento idóneo en las zonas rítmicamente más activas, pero era la voz de Sivan Talmor la que, en todo momento, se imponía. Sus canciones circulan por ese territorio estético en permanente transición entre los mundos de la canción y los de formas musicales más sofisticadas y cosmopolitas, al que ahora llaman folk-pop. Para entendernos, música sencilla, sin complicaciones, evanescente, casi algodonosa, de la que hace soñar con los ojos abiertos.

 

Una cantante en crecimiento

Y arranca «Hide & Seek», y Sivan pelea su canto con pasión. Se percibe que siente lo que interpreta y transmite esa sensación. Sin duda, es una cantante en crecimiento, que, independientemente de las influencias claras de una franja del cancionero estadounidense, está inmersa en una búsqueda, en hallar los matices que la diferencien. Y, cuando llegan «If only», «Beck» y «Deep down», tenemos la impresión de que lo va consiguiendo. «Luna Park», sin otro acompañamiento que el de su guitarra, y «My funny Valentine» con el sutil refuerzo de Rotem Frimer, lo confirman definitivamente.

Congratuló sinceramente a los presentes la repetición de «Fire» en el turno de bises, y, más aún, la versión realizada, de nuevo a guitarra sola, de «Take it with me», un clásico relativamente reciente de Tom Waits. Congratuló y confirmó que Sivan se encuentra en el buen camino. Solo le hace falta persistencia. Buen eco y posiblemente afición tiene para ello. Es cuestión solo de ir ganando confianza. Si logra consumar el reto, sus seguidores estarán de enhorabuena y el número de esos partidarios irá, seguramente, extendiéndose a buen ritmo por otras latitudes. En ello está la cantante.

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