No reconozco autoridad más allá de mi cuerpo

Gata Cattana

 

La danza es una mujer decapitada que sigue bailando sin cabeza por los suelos de este mundo. 25 bailarinas jóvenes de 8 países diferentes desparramaban con el cuerpo su cultura, sus ideas  y la historia que arrastra cada uno de sus países sobre un escenario que era un mar de alimentadas algas y fango en tierra. ¿Pero puede haber más distancia entre espacio y tiempo, entre dos mujeres separadas por un siglo y nacidas a miles de kilómetros? La danza es movimiento en el espacio y de ahí que el espacio y el tiempo se junten en esa pecera horizontal que forma el suelo. Cara a cara, la poeta china Qiu Jin (1875) y la española Gata Cattana (1991) se anexaban a 8 países unidos cuerpo a cuerpo, mano en pie y rodilla en hombro. Entrelazados cuerpos de cultura femenina que incorporaban a Qiu Jin y a Gata Cattana en un mismo tiempo deshaciendo el Yo para incorporar al otro. Todo forma parte de todo. Allá donde vamos heredamos lo mismo pero con diferentes lenguas. Todos los países tenemos las mismas heridas, las mismas pérdidas y penas, los mismos deseos en puntos diferentes del planeta. Somos nuestro pasado global. Países arremolidados que toman forma de animal exótico que se arrastra por el fango para llegar al oleaje, y es que somos la misma ola en el gran mar que son todos los mares. La humanidad aglutinada en el escenario nos está diciendo esto. El dolor es dolor y a todos encoge en lugar de expandirnos, pero la danza la sabe expandir hasta sin cabeza, deshaciéndola. Cúmulo de culturas arremolinadas con el cuerpo de  vehículo, allí donde confluyen todas las aguas para incorporarlas después y seguir avanzando juntas como raras avis que repueblan un cielo nuevo. Porque el cuerpo es nuestra casa, el santuario del alma. Juanas de Arco y Don Quijotas con fardos de historia y paja a la espalda echando al campo nuevas mieses para sembrar el global imaginario. Grano a grano. Sosteniendo la herida y la herencia del pasado. Resolviendo enigmas. Diluyendo conflictos.

Somos seres experienciales porque todo se fragua en nuestro cuerpo. En él confluyen pensamientos, sentimientos, sensaciones y lo más transcendental. El cuerpo es un laboratorio. Si no fuera por esta frase pareciera -por puras equivalencias- que en esta propuesta todo estuviera medido por el agua o por esa inercia que hay en la premeditación. He aquí algunos de esos vínculos que parecen enormes constelaciones. 25 bailarinas jóvencísimas como jovencísimas murieron estas dos poetas mencionadas. Ambas fueron mujeres revolucionarias, feministas hasta lo insospechado y defensoras de esta ideología. La una murió decapitada por sublevación a los 31 años y la otra -asmática y alérgica- se fue a los 26 años por un choque anafiláctico con la propia vida. Gata sencillamente dejó de vivir en sí misma para vivir en otros. Saltó de una rama a otra y ahora es viento y ola en otros, mientras, un siglo antes, Qiu Jin escribía este verso: Pero mi corazón es más valiente. Ambas con la misma herida, la una metida en un cuerpo con el pecho vendado cuando su corazón dejó de latir, y la otra con los pies vendados, quieta, inmóvil en el escenario, y reencarnado en un cuerpo de samurai. Ambas fueron poetas con todas sus consecuencias. Ambas revolucionarias e involucradas en política. China y España gobernada tantas veces por la cerrazón. Y ambas poniendo palabras a lo incómodo, Gata a los problemas sociales y a lo feo y la Qiu a su emancipación y su defensa del feminismo. A una le gustaban las espadas y la otra se puso el pseudónimo de Cattana (katana, catana, que en japonés es espada). ¿Puede haber más premeditación cósmica? Escruto los hilos invisibles y me sigo pregunto ¿y si Gata “constelada” fue un siglo antes la gata que dormía en brazos de Qiu Jin? ¿Y si se puso ese sobrenombre porque, sin ella saberlo, el pasado le tocó la espalda y la reescribió con una espada como pluma? ¿Y si Gata, cuyo corazón aún pervive donado en otro cuerpo (la familia donó todos sus órganos), es el corazón de alguna de estas bailarinas que continúa latiendo en ella? ¿No es la bella consecuencia de la vida? ¿Permanecer en un otro estando en todos nosotros por los siglos de los siglos? Transmigraciones. Esto es porque eso es. A veces la conexión nos asusta pero todo está conectado. Engarzado. Y a través de la danza el miedo es otro. Y no es.

Curiosamente, a Qiu Jin la obligaron a vendar sus pies y a someterse a un matrimonio no deseado, pero su deseo de volar se los arrancó del suelo, así que comenzó a interesarle la política para cambiar aquello a lo que habían desembocado sus pies vendados. Finalmente el viento de la libertad le desvendó los pies y comenzó a bailar ayer sobre el escenario en cuerpos llegados de otros continentes.

 

El sol y la luna no abandonan la luz, la tierra está oscura; / nuestro mundo femenino se hunde profundamente, ¿quién nos puede ayudar? / He vendido mis joyas para pagar este viaje a través de los mares. / Amputando mi familia, dejo mi patria. / Quitándome las vendas de los pies limpio mil años de veneno; / con el corazón efervescente despiertan todos los espíritus femeninos. / Ay, este pañuelo delicado / está mitad manchado de sangre y mitad de lágrimas.(Q. J).

Todo el mundo se vende. / Al final todo el mundo. / Yo me vendí por tres milímetros / de iris azul tanzanita /en cada ojo /lo que hacen un total de seis / por dos de ancho / milímetros de iris azul / radiactivo, /azul heisenberg. (G. C)

 

Un grupo de nacionalidades incorporando en sus cuerpos no solo a Qiu y a Gata sino a las personas que había tras los trajes tradicionales de esas bailarinas. Era su legado cultural aterrizado en ellas. Ambas están en nosotros más vivas que nunca a través de algo tan transformador y unificador como es la danza. Solo cuerpo. Cuerpos que son mediums de otras en otras eras y que ahora nos cuentan sus países, sus deudas y sus culturas. Un espíritu entrando en otro cuerpo en el transcurso de un tiempo que ni existe. La proyección final de los rostros iniciales de ambas poetas donde se van incorporando los de las 25 bailarinas mimetizándose en la siguiente da fe de ese Esto es porque eso es. Cuando el desdibujo de una iniciaba el dibujo de la otra, pareciera que una asistía a un parto sin fin. Todas las mujeres del mundo unidas por un único cordón umbilical.

Y alí, en el escenario, China presente con catana en mano, testigo de su posterior vida. La poeta china reencarnada en la española y la española esparcida en 25 bailarinas que a veces tenían la boca a veces también vendada y nos hacían un recorrido precioso por todas sus culturas. Volvemos a que todas las mujeres son una. La heroicidad del femin-itsmo concebida como aquella Cité des dames. Nuestras valientes Juanas de Arco y nuestras Quijotas representadas en cada una de las mujeres que quieren cambiar algo con el lenguaje reivindicativo a la mujer, y donde todas las bailarinas, movidas por viento, se juntaban en el ecuador quedando ambas con sus heridas a pecho descubierto. Heroínas de nuestro hoy recuperadas gracias a la memoria.

 

No me digas que las mujeres / no están hechas de la madera de los héroes, / yo toda sola cabalgué sobre vientos / a la Mar del Este durante 300.000 millas. / Mis pensamientos poéticos entonces se extendieron, / como una vela entre el océano y el cielo. /Soñé tus tres islas, / todas gemas, todas resplandecientes con la luz de la luna. (Q. J,)

Yo nunca fui ese tipo de princesa que se espera sentada a escuchar odas a su belleza. Yo era más una Teodora de Bizancio, que quebraba y administraba imperios con una palabra (G.C)

 

El idioma de la danza es universal y la danza es paz universal. Ellas eligieron la paz a la gloria.

 

Desde que a Aquiles le dieron / a elegir entre la gloria o la paz, / yo ya lo sabía,
hubiera elegido lo segundo. / No soy de cantares de gesta. […]

Al fin y al cabo la gloria no es tanto… / La gloria debe ser morirse / en una islita griega mirando el mar.

 

Este es sin duda un espectáculo de conciencia colectiva. Un círculo que corre en círculo y donde el baile que inicia la bailarina con la herida en el pecho es idéntico al baile final de la bailarina con la herida en el pecho. Una propuesta que no es para inocentes, sino para aquellos que han soportado las inclemencias de la vida y sus raíces, es decir, todos. Un lugar común donde los vivos y los muertos danzan sobre los pliegues de nuestro tejido más íntimo. El último baile casi tribal -porque somos antropológicamente tribu- fue de lo más revelador y coherente como cierre. Tautológicamente era como si los espíritus de cada unas de las 25 bailarinas (que incorporaban ya a ambas poetas) danzaran con el público asistente. Todos los corazones son el mismo corazón. Realmente extraordinario. Salí de allí con esa paz elegida por ellas y sin gloria alguna, con el único deseo de echarme a la calle y abrazar a la humanidad entera. Transformador.

Nuria Ruiz de Viñaspre

CALENDARIO
tweets en ‎@EllasCrean