Autobiografía, amor, guerra, poesía social: cuatro bloques temáticos para una sola voz, la de Gloria Fuertes que, con motivo del centenario de su nacimiento, recibió ayer un homenaje en el Centro Cultural Conde Duque organizado por Ellas Crean y la editorial Torremozas. Su directora, Marta Porpetta, junto con otras poetas, le prestaron a Fuertes sus voces para transmitir, a un público conmovido que llenaba la sala, la intensidad de sus mejores poemas.

De fondo, en las proyecciones de fotografías de la escritora cedidas por su Fundación, descubrimos que Gloria fue niña, llevó falda, montó en moto, viajó a América y tuvo amigos y familiares. Su voz intensa, modulada por el tabaco, la edad y la costumbre, llegó como pluma que cosquillea y divierte, como dardo que se clava y nos duele, como índice que acusa y nos despierta. Por eso, ya nunca más nos evocará, a los que asistimos al recital que abrió el Festival Ellas Crean, a esa amable señora inofensiva sentada en una mesa camilla, recitando poemas infantiles y siempre vestida de invierno. La voz de Gloria Fuertes nos trajo ayer, uno de marzo, una primavera anticipada que removió sentimientos, emociones y conciencias. Gracias, Gloria, por no haberte marchado.

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