Se planteaba  una lectura dramatiza para Pierre y Marie Curie, dos nombres asociados a la excelencia científica, pero al caer el telón todos recuerdos que quedaban fijados en la memoria pertenecían a las vivencias de la doble premio Nobel. El primer amor, el descubrimiento del polonio y el radio, la trágica muerte de su marido, su relación con eminencias como Albert Einstein o Gregorio Marañón… La adaptación de Belén Yuste sobre textos autobiográficos, cartas y testimonios varios sobre la vida y obra de Marie Curie alcanza lo sobresaliente por hallar la esencia de esta enorme científica y mujer, realizando un meritorio compendio de todo lo que hoy nos queda de ella.

La propia Yuste participa en la dramatización, así como Manuel Galiana desempeña varios papeles en la obra con esa forma de hacer teatro que… ya no se hace. También brilla y mucho el recitado de Sonnia L. Rivas-Caballero, que a la postre asume la palabra protagonista. Los tres ocupan la boca del escenario tras una mesa, desde donde van dando nueva vida a las múltiples historias que habitan en Marie Curie.

Sobre la platea la certeza de que lo que allí se contaba era la prolongación de un deseo, el de ser homenaje admirado y admirador a unas de las grandes mujeres de todos los tiempos, y a una de las mentes más brillantes de nuestra historia. Pero también, y fue una evidencia que se hizo carne al término de la representación, la evidencia de que la vida de Curie, sus hechos y, sobre todo su actitud, siguen siendo una lección para todos. Gran texto y gran dramatización a cargo de Rocaviva Eventos, compañía, por otra parte, especializada en difundir el legado de grandes personajes históricos, fundamentalmente de mujeres. Su paso por Ellas Crean, pues, estaba escrito.

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