Sonora ovación del público anoche en Conde Duque, durante el concierto ofrecido por el grupo de Andrea Motis y Joan Chamorro
De nuevo, en Ellas Crean, una comparecencia que, difícilmente, escapa del cerco de la memoria musical de la afición

Tres caras muy diferentes del jazz más actual se presentan este año en el ciclo Ellas Crean de Conde Duque. Carmen París por una lado; Rebekka Bakken, desde el ámbito internacional, por otro, y, ayer, fue el turno de la arrolladora cantante, trompetista y saxofonista Andrea Motis. Conciertos como el disfrutado por una audiencia entregada desde los primeros compases, en compañía del cuarteto que dirige el contrabajista y saxofonista Joan Chamorro, animan a pensar que las nuevas sensaciones no son hoy un territorio imposible.

Apenas pisa las tablas, ya surge la gran artista que es  Andrea Motis. Y en plena evolución, además, desde su adolescencia. Arrancaron para calentar con un estándar de Nat Cole, «I’m an errand girl for rhythm», popularizado en la última década por Diana Krall, y enseguida entraron en faena con mixturado repertorio brasileño y de swing, los favoritos de las audiencias actuales. Hay que reconocer que la versión de «Carinhoso», de Pixiguiña, en la voz de Andrea tiene poco que envidiar a la de Flora Purim, y menos aún a la de Paquito D’Rivera con su saxo.

Cuanto hace hoy esta intérprete catalana tiene uno u otro tinte de romanticismo, y puede contarse ésta entre las grandes canciones de su repertorio. Si ya había saltado el nombre de Jerome Kern en alguna que otra de las perlas de este compositor, la banda la emprendió con «The way you look tonight», de la que Motis, doblándose en la trompeta, entrega una expresiva versión. Y todavía quedan las improntas de Djavan y Vinicius de Moraes, y todo ello servido con su compañía de lujo, una alianza que solo una gran intérprete puede forjar. Y Andrea Motis lo es. Esta noche de sábado, esta gente repite en Conde Duque.

Desde el piano, Ignasi Terraza ofreció una auténtica explosión de creatividad latina hecha en casa. Y en la guitarra, Josep Traver, el viejo aliado de Joan Chamorro, es capaz de seguirle en sus expediciones de las mil millas, y el baterista Steve Pi un verdadero hallazgo para el grupo, una suerte de hermano mayor de Chamorro cuando utiliza el contrabajo. Este es el jazz que nos sigue entusiasmando a algunos locos del asunto. Son los mismos que hoy volverán a llenar Conde Duque. Un triunfo en toda regla.

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